Y verte, verte a ti, preciosa y feliz, para otros, no para mí. Divirtiéndote, o eso creo, con tus amigos, aquellos que jamás te dejarán acercarte a mi por mil prejuicios estupidos, los que te oyen hablar, los que no te tienen que imaginar a su lado... lo que te aleja de mí, que cada noche de sábado me siento en esta mesa y espero, ya sin esperanza, que un día te fijes en mí y te acerques. Veo demasiadas películas, supongo.
Por eso ahora me miento a mi mismo, pero se que me haces vivir y me matas poco a poco. Solo por verte, me miento, miento a mi cabeza que me dice "aunque bebas nunca conseguirás nada", y le digo solo bebo para verte y poder hablarte. Sé que no solo es por eso, sé que tiendo ahogar mis penas en alcohol, aunque ya casi me creo que es para, algun día, hablar contigo.
Los días pasan, las semanas, los meses... y los dos siempre tuvimos una bonita cita todos los sábados al caer la noche. Aunque no nos hablaramos era un cita. Aunque tu no supieses que yo existia, era una cita. Lo que nunca llegué a saber, era que en tu cabecita de preciosa chica morena, había una mentira más grande que la mía. Una mentira que decía "Míralo, aspiras a mucho más, además él nunca te haría caso." y tapaba la verdad, que era simplemente el ruido de un corazón acelerado.

No hay comentarios:
Publicar un comentario