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.:: Ya no ::.

Sigo caminando, meto las manos en los bolsillos porque hace frío y nunca consigo tenerlas calientes. El viento se empotra contra mi cara como un latigazo con el que un tirano agasajaría al peor de sus esclavos. Otro paso, otro y otro más.

Cruzo dos veces al día este puente pero nunca me había detenido a observarlo. Me paro en el medio, a pesar de que aquí el frío sea más traidor conmigo. Intento encender un cigarro, los soplos intensos me lo impiden. Al final lo consigo amparándome con la chaqueta, noto el humo entrar en mis pulmones pero no me hace sentir mejor.

Los coches siguen su marcha, ajenos a mí... los observo distraído y ahogo el impulso juvenil de escupir a la carretera. Me pongo la capucha, tengo la nariz fría así que mañana no me podré levantar de cama. Odio no poder hacerme fotos a mi mismo, podría pedírselo a alguien que pasara por aquí... pero no me apetece soportar miradas interrogantes por una foto que no captará lo mágico de la escena. No importa.

Esta anocheciendo, con el cambio de hora los días no llegan a nada. Tanto por hacer y tan poca luz... a pesar de todo, me encanta el invierno. Lástima que aquí nunca nieve.

Tiro el cigarro a la carretera, el viento implacable se lo lleva más allá de donde alcanza mi vista miope, por un momento me gustaría ser un pájaro, un gran buitre... nunca fui de grandes expectativas.

Retraso el llegar a casa porque sé que no estarás allí, ya no.
Pilar C. Sánchez

Pilar C. Sánchez

Escritora por hábito y por vicio, lectora por extensión. Escéptica, anarcocap, dice un título de la UCM que periodista. Con tendencia al caos (ordenado), gusto por las cosas raras y el frikerío en general. Cactus y escorpión, pero se me acaba cogiendo cariño.

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