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.:: Bipartito para el dominio de la manada ::.

El teléfono dio tres tonos antes de que la voz afinada contestara al otro lado.

-¿Qué pasa loca?- Le sorprendió encontrar a Lorena animada y completamente despierta. En realidad esperaba que estuviera durmiendo, como ave nocturna que era, no resultaba extraño que nunca contestara antes de la una de la tarde. Eran las diez y media.

- Nada, aquí. No esperaba encontrarte despierta- Bea se dio cuenta de que por el tono de esa frase, Lorena podría darse cuenta de que, realmente, esperaba que no le cogiera la llamada, así que fue al grano para no darle tiempo a pensar-. He quedado para comer con los chicos en casa. ¿Te apuntas? 

-Vale. Ahora que he vuelto a los horarios normales aprovecho los días a tope. ¿A qué hora nos vemos?

- A las dos en la parada de metro- decidió hacer de tripas corazón y confesarle aquello por lo que esperaba encontrarla dormida-. Te aviso de que viene también Adrián.

Adrián. La relación entre Lorena y él hacía sentirse incómodos al resto. Cuando estaban juntos, no tenían ojos para nadie más, nunca, jamás, habían tenido una conversación que se pudiera calificar de “medianamente amigable”, gastaban los minutos juntos discutiendo, lanzándose puñales que dolían incluso a aquellos a los que no iban dirigidos. Eran, algo así, como enemigos naturales. Líderes luchando por el dominio de la manada. Bea supuso que ante este dato, Lorena declinaría la invitación.

-Genial, ya hace que no lo veo- sonó sincero y extrañamente entusiasta-. La verdad, adoro a ese niño. Hablamos por el Tuenti hace dos días y dijimos de quedar.

- ¿Qué?- imposible disimular la sorpresa ante este dato. “¿Chatear? Qué me estás contando”- Yo pensaba que os odiabais.

- ¡Qué dices! Nos lo pasamos teta juntos.

- Siempre estáis discutiendo…- “Líderes enfrentados. ¿Recuerdas?”

- Porque somos así, tenemos una reputación que mantener. Pero en el fondo, nos tenemos cariño y todo. Mira que no darte cuenta… No sé dónde tienes la cabeza. ¿Quién crees que me invitó a su cumpleaños? – Touché.

- Claro… Bueno, ¿nos vemos a las dos entonces?

- A las dos entonces. Llevo el vino. Nos vemos loca. ¡Deikah!

- Hasta luego.

Cuando colgó, Bea se tiró en el sofá, todavía incrédula.
Pilar C. Sánchez

Pilar C. Sánchez

Escritora por hábito y por vicio, lectora por extensión. Escéptica, anarcocap, dice un título de la UCM que periodista. Con tendencia al caos (ordenado), gusto por las cosas raras y el frikerío en general. Cactus y escorpión, pero se me acaba cogiendo cariño.

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