2ª Parte de .:: Diatriba de un novio resentido ::.
- Como te lo cuento, sí, sí. Me echó el polvo de mi vida y fue encenderme el piti poscoital y me lo soltó. Así, sin vaselina, sin nada. "Que te vayas, esto se acabó. Eres una arpía y no quiero saber nada más de ti." Imagínate mi cara.
- ¡Qué cabrón! ¿Y tú que hiciste?
- Me vestí como pude y me fui toda digna.
- No me lo creo...
- Bueno, antes cogí su maldita pleiesteishon y la zapateé contra la televisión.
- ¡Ahí, ahí, donde duele! Tú si que sabes, nena. ¿Y qué hizo él?
- Nada, reírse. Dijo que con lo que se gastaba en mi le daba para comprar tres consolas al mes. No sé de dónde habrá sacado ese aplomo, habrá cambiado de camello. Seguro que ya tiene a otra, pero que a mí me da lo mismo, que no pienso derramar ni una sola lágrima por un egoísta asqueroso como él.
- ¡Hombres, son todos iguales!
- Ya ves, que se cree que puede comprar el amor de una mujer. Mucho regalito, mucha historia, pero luego era un bala perdida.
- Pero si parecíais la pareja perfecta...
- Claro, por eso a la mínima oportunidad se iba a un club con sus amigotes a ver a las pilinguis. Ni un elogio por aparecer siempre arreglada y perfecta para él, que se piensa que me despierto con el pelo perfectamente peinado y con la piel así de brillante, creerá que no me crecen pelos en las piernas. Ahora sí, no sabe lo que se pierde. A ver donde encuentra a otra como yo, que lo consuele cuando su equipo de futbol pierda o que soporte a su madre con una sonrisa, falsa, de acuerdo, pero una sonrisa. No sé como podía soportarlo.
- ¿Pero no habíais pensado en la boda ya?
- Claro, claro. Pero le habrá entrado la crisis de los treinta, yo que sé... No pienso dignarme a mirarlo a la cara, nunca. Lo odio. Hacerme esto... ¡a mí! A ese se le pasa el arroz como que me llamo Natalia.
- Mujer, que Rubén es un chico muy majo. Por no hablar de las casorra que tiene, el cochazo, el sueldo, las pagas extra, el mes de vacaciones y esos abdominales para...
- Pero vamos a ver ¿qué eres, mi amiga o su defensora?
- Tu amiga, tu amiga.
- Pues no se hable más. Vámonos de esta cafetería que me está entrando dolor de cabeza de tanto hablar del tarambana ese.
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