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.:: Ya no somos los mismos ::.


I think I had a dream, I dreamed I was alone. I just wanted to be with someone, anyone, to stop feeling like that.
(Creo que tuve un sueño, soñé que estaba sólo. Solamente quería estar con alguien, con quien fuera, para dejar de sentirme así.)



Tidus - FFX.


Dos dĆ­as antes se podrĆ­an resumir en un móvil fuera de lĆ­nea, treinta y dos llamadas perdidas y un mensaje simple y contundente: “No me llames significa no me llames”.


El dĆ­a anterior, demasiado alcohol, un fin de semana lleno de hipocresĆ­a para ella y demasiadas cosas que decir para Ć©l. La guinda, una frase que Ć©l se arrepintió nada mĆ”s pronunciar “Siempre soy el segundo plato”. Un empujón, gritos enfrentados, escĆ”ndalo en lo oscuro a las seis de la maƱana en un edificio tranquilo.


A las seis y media de la maƱana del lunes, ella salió de casa con paso decidido y la frente alta, autoconvenciĆ©ndose de que era lo mejor. Ɖl condujo a su encuentro consciente de que aquellas ruinas eran irreparables. Pero todas las historias necesitan un final. Aparcó en Pintor Rosales, y subió MarquĆ©s de Urquijo raudo, con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, se le escapó inconscientemente una sonrisa cuando la vio.

Se sentaron en la mesa mĆ”s apartada de aquel pequeƱo bar, pidieron un par de cafĆ©s, distantes al principio, en silencio, evitando todo tipo de contacto. Y lo que ella tenĆ­a previsualizado como una conversación que acabarĆ­a con un escĆ”ndalo, se quedó en confesiones susurradas. Al fin, aƱo y medio mĆ”s tarde, las cartas sobre la mesa. Ɖl querĆ­a enamorarse, pero ella no le dejaba. Ella buscaba un poco de cariƱo en una persona en la que veĆ­a todo aquello que hace aƱos la hizo sufrir, y no querĆ­a repetirlo. El juego se habĆ­a alargado demasiado. Sonrisas tĆ­midas afloraron, sinceras y avergonzadas. Salieron del bar y pasearon juntos un rato, alargando de nuevo el adiós definitivo.

En el portal de ella, se encendieron un cigarro. “SĆ© que duele, pero serĆ” lo mejor para los dos”. La separación. Definitiva, obvia, cruel. Ella piensa que hiriĆ©ndole le salvarĆ”. Ɖl sabe que es el final de todo, pero se niega a aceptarlo de momento.

Todo acabó con un abrazo. Cordial pero nostÔlgico. Ella subió las escaleras despacio. Al fin había acabado. Año y medio de revolcones reducido a una conversación triste y necesaria. Y la vida sigue.

Son las siete y media de la maƱana.
Si fuésemos capaces de saber cuÔndo y dónde volveremos a encontrarnos de nuevo, nuestra despedida sería mÔs tierna.


Pilar C. SƔnchez

Pilar C. SƔnchez

Escritora por hÔbito y por vicio, lectora por extensión. Escéptica, anarcocap, dice un título de la UCM que periodista. Con tendencia al caos (ordenado), gusto por las cosas raras y el frikerío en general. Cactus y escorpión, pero se me acaba cogiendo cariño.

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