
Título: Memorias de una Geisha
Autor: Arthur Golden
1ª Publicación : 1996
Editorial: Suma de Letras
Páginas: 736
Lectura: 25 de Marzo – 9 de Abril de 2010
Sinopsis:
En esta maravillosa novela escuchamos las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos occidentales. De la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominando por las pasiones y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se venderá al mejor postor y donde tendrán que convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo. Apasionante y sorprendente, Memorias de una geisha ha batido récords de permanencia en las listas de superventas de todo el mundo y conquistado a lectores en más de veintiséis idiomas. Su publicación en Suma coincide con el estreno en España de la superproducción basada en esta novela.(www.lecturalia.com)
Crítica personal:
A pesar de que el mundo de las geishas y sus detalles me han resultado muy interesantes, no me ha convencido el modo de narrar de Golden(como si la propia Sayuri lo estuviera contando en primera persona, pero con detalles ínfimos que recuerda que, por lo menos para mi, quitan credibilidad) y la historia tampoco es nada del otro mundo: amores difíciles y rivalidad entre mujeres, poco más. Merece la pena leerlo si te interesa el tema o si te gustan las historias de amor dramáticas.
Nosotros, los seres humanos, somos sólo una parte de algo mucho más grande. Puede que al caminar aplastemos un escarabajo o sencillamente produzcamos una pequeña corriente en el aire que haga que una mosca termine posándose donde no se hubiera posado nunca. Y si pensamos en el mismo ejemplo, pero haciendo nosotros el papel de los insectos, y el universo en toda su extensión el que acabamos de hacer nosotros, veremos claramente que cada día nos afectan unas fuerzas sobre las cuales no tenemos más control que el que tiene el pobre escarabajo sobre nuestro pie gigantesco cerniéndose sobre él.
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