Un día, no sé como, buscando entre miles de blogs sin rostro, sin importancia, encontré el tuyo, me lo desveló una foto con tu perro. No tenía ningún comentario, a pesar de que hacía más de un año que publicabas a diario. Me sorprendió encontrar en tí un interior tan intenso, tanto que preferí ser superficial. Entonces te dejé un comentario, esperando que no utilizaras el blog a modo de diario personal y privado, y esperé contestación. Comenzamos a hablar, noche tras noche, a abrir nuestros corazones, dejándolos vulnerables pero nos protege la pantalla.
Esta tarde volvía de clase y me crucé contigo en el paso de peatones de enfrente de la parada. Nos miramos sin arriesgarnos a decir nada. Tu brazo rozó el mío y aún tengo la piel de gallina.

Es muy dulce...
ResponderEliminarSuscribo a Fanou, dulce y tierno...
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